lunes, 8 de noviembre de 2021

Cambios en el siglo XIX

 Chicos y chicas de grado quinto continuamos con nuestro escrito sobre los cambios en el siglo XIX


Los criollos gustaban mucho de las carnes.  Para un banquete especial o para acompañar un buen puchero, se acostumbraban jamones, capones, gallinas, terneras, novillos.  Eran muy comunes y considerados de buen gusto, los dulces como el manjar blanco del Valle del Cauca, el bocadillo de Vélez (Santander), las cocadas de Cartagena y los caramelos cristalizados de Zipaquirá, entre otros. Los amasijos horneados, también hicieron parte de las preferencias culinarias de la población colombiana.  Estos se elaboraban con harina de maíz, ya que no eran muy común el consumo de trigo.

La mayor parte de campesinos obtenían el dulce de la producción de mieles y panela de sus parcelas o de las haciendas donde trabajan, y con ellas abastecían a los pueblos.

La base de la alimentación de la mayor parte de la población colombiana del siglo XIX, fue el maíz, la papa, la yuca, la arracacha y el plátano que eran comunes en las sopas y los cocidos de cuatro comidas diarias, y se acompañaban con agua de panela o de chocolate de sobremesa.

 

 

FORMAS DE VESTIR

Desde la colonia, la ropa se había convertido en un símbolo de lujo ostentación y diferenciación social. Por eso, todos y todas querían vestir con ropas extranjeras.  Las personas se asentían bien vistiendo ropas finas, aunque fueran incomodas.  Indígenas, mestizos, blancos pobres, negros, criollos, todos los grupos sociales consideraban que un buen vestir les daría respeto.

Las cosas que se necesitaban en las casas, generalmente se fabricaban ahí mismo, ya fuera en viviendas humildes o lujosas; jabones, pólvora, embutidos, tintes, chocolate, vinagre, velas entre otras.  Para esto se destinaba un lugar especial, tiempo y se encargaba la labor a ciertas personas.

Muchos de los utensilios modernos fabricados en Europa para facilitar la vida doméstica de las familias adineradas, no llegaron a Colombia sino hasta después de las reformas de mitad de siglo.  Fue así como se importaron algunas cocinas, ollas especiales, pianos, violines, muebles que llegaban a precios muy elevados, por las dificultades de los caminos.  

Así mismo, en aquel tiempo las familias distinguidas decidieron construir cafés y restaurantes en Bogotá, para disfrutar de costumbres y banquetes de comida internacional, con el fin de distinguirse de los sectores populares, y quienes consideraban personas toscas y de mal gusto.  A fines del siglo XIX, fueron apareciendo fábricas de alimentos, medicinas y productos de tocador, que mostraban un mejoramiento en la vida material de las personas.     

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